domingo, 28 de octubre de 2018

ARTISTA REBECCA HORN


REBECCA HORN



Es una artista alemana que nació en Michelstadt, Alemania, el 24 de marzo de 1944. Famosa sobre todo por sus modificaciones del cuerpo. Realiza sobre todo performances e instalaciones, pero también escribe poesía. A veces su poesía está influida por su obra, y en muchas ocasiones su poesía ha inspirado su obra. Se obsesionó con el dibujo como forma de expresión porque no la limitaba tanto como el lenguaje oral. Pasó la mayor parte de su infancia en internados y a los diecinueve años de edad se rebeló y decidió estudiar en la Academia de Bellas Artes de Hamburgo, de donde tuvo que marcharse un año más tarde por un problema de envenenamiento pulmonar. En 1964, mientras vivía en Barcelona completamente aislada y débil por la enfermedad, solo trabajaba con materiales suaves y con pintura de madera que utilizaba para dibujar en la cama. Poco a poco empezó a salir de su aislamiento para crear esculturas y extrañas extensiones con madera de balsa y tela, comenzando así a producir sus primeras esculturas corporales.

Estas fueron algunas de sus obras más representativas:

Arco de la mano de Rebecca Horn y lo hizo con su mariposa mecánica posada sobre uno de sus libros. La débil salud de la artista que en su niñez la tuvo postrada en un hospital hace pensar en el símil de la fragilidad de la mariposa y en su vuelo para eludir los limites del cuerpo y en los libros como vía para escapar de la realidad.




Mariposa 2006               
Medio: Mariposa latón, piezas mecánicas, motor eléctrico
Tamaño: 30 x 22 x 22 cm (11.8 x 8.7 x 8.7 pulg)
                                        




El uso de elementos mecánicos, materiales inéditos y frágiles en sus instalaciones. 




El Unicornio, 1970
Es una de las piezas de performance más conocidas de Rebecca Horn. Su tema es una mujer descrita por Horn como “muy burguesa” que tiene “veintiún años de edad y está preparada para casarse. Gasta su dinero en nuevo mobiliario para el dormitorio”. Ésta camina por un campo de trigo en una mañana de verano luciendo sólo un cuerno blanco que sobresalía directamente desde la parte frontal de la parte superior de su cabeza, sujetado por una serie de correas al cuerpo de la artista. Su apariencia similar a la de un unicornio, nos remite a la pureza, la castidad y la inocencia.



Mascara de lápiz, 1972
Se trata de una pieza de extensión corporal, hecha de seis correas horizontales y tres correas verticales, en cada punto donde se entrecruzan se ha unido un lápiz. Cuando se mueve el rostro hacia delante y hacia atrás cerca de una pared, el lápiz hace marcas que se corresponden directamente con sus movimientos. Esta máscara transforma la cabeza del usuario en un instrumento de dibujo.



Guantes de dedo, 1972
Es un performance, una muestra escénica estéticamente muy cuidada que intenta provocar y sorprender al público a veces a través de la improvisación. Se trata de unos guantes cuyos dedos se extienden con madera de balsa y tela negra. Pretendía crear una extensión de los dedos creando la ilusión de que sus dedos realmente tocaban todo lo que las extensiones alcanzaban.



Ventilador de cuerpo mecánico, 1973-4
Se trata de una obra que evoca aparatos médicos, aunque su función no está totalmente clara. Horn dice de esta pieza que “el artista se ata en la parte superior de un recipiente de vidrio, con los tubos rodeando su cuerpo. La sangre es bombeada lentamente, circula desde el recipiente de vidrio a través de los tubos de plástico, adjuntándose estos a su cuerpo, como un vestido pulsante de venas, por lo que las fuerzas de la evolución de la persona inmóvil pasan a ser una extensión del propio mecanismo. Con esta obra, la artista consigue impregnar de movimiento a un objeto que previamente carecía de vida y que, en la acción, se eleva como parte fundamental del proceso vital del cuerpo que encierra. 



Concierto para la anarquía, 1990 
Un piano de cola está suspendido del techo al revés por medio de cables pesados unidos a sus patas. Se cuelga sólidamente pero de manera precaria en el aire, fuera del alcance de un artista, muy por encima del suelo de la galería. Se sincroniza un mecanismo dentro del piano para que se dispare cada dos o tres minutos, empujando las teclas fuera del teclado en un estremecimiento cacofónico. las teclas, normalmente el punto de contacto táctil con el instrumento, se abanican hacia el espacio. Al mismo tiempo, la tapa del piano se abre para revelar el interior en forma de arpa del instrumento, las cuerdas retumban al azar.



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